martes, febrero 20, 2007

Prison J

Después de comer sentado en mi silla y leyendo el periódico local, me dispongo a tomar café.


Sabe dios que si supiera lo que iba a pasar a continuación, jamás se me hubiera ocurrido cometer

semejante disparate.

Era el tercero del día, anoche estudie hasta las tantas, no obstante

todavía quedamos clavos sueltos por rematar. Nadie dijo que la vida de un

estudiante fuera fácil, lo que si se dijo es que era una lucha constante

contra la voluntad de uno mismo y contra cualquier otra cosa.

Después de aposentar la comida brevemente y con una conversación trivial

sobre quien era mas friki (típica conversación de informáticos), me dispongo

a darle las ultimas pinceladas de estudio a mi cerebro, ya que este

tendrá pocas oportunidades mas claras que estas de hacer algo útil;

Quien sabe puede que incluso me ayude a aprobar una asignatura.

Mire el reloj, -ya falta poco para el examen, pensé. Debo ir al aseo

pronto porque se me echa el tiempo encima. Como es habitual busque un

sitio que aliviara mis necesidades en una relación calidad / tiempo

optima para las circunstancias. Uno de los lugares preferidos sin duda

, para todos los compañeros de la facultad, es sin duda un solitario

aseo que se encuentra ubicado en la segunda planta de la facultad al final

del pasillo de los laboratorios. --Como estamos en época de exámenes y hoy

hay poca gente en la biblioteca es posible que ese sea el lugar ideal

para concentrarme, grave error.

Lo intente con el de minusválidos, por ser amplio y espacioso, pero estaba

ocupado. Seleccione mi siguiente objetivo, la fortuna influyo de forma decisiva

en esta elección pues 1 de 3 escogí el de en medio y aquí empezó mi pesadilla.

Pues inmediatamente al cerrar la puerta note un extraño ruido en el manillar

, presa del pánico intente reabrir la puerta pero aquel pestillo no volvería

a su sitio sino que encontró como destino el suelo del aseo. Con el pestillo

exterior en el suelo y el interior el mi mano de intentar recolocarlo. Hoy un

ruido de una puerta, pensé mi ultima esperanza quizás alguien pueda oírme

dije en alto --!!! ey hay alguien por ahí! pero el absorto compañero y anónimo

por la fecha quizás también tuviera un examen cerca y o no debió oírme (quizás

por que llevara algún reproductor mp3) o quizás fue el artífice de la fechoría

cometida.

No en vano recordé que ha cierto compañero de le paso la misma historia, a lo

que siempre os recomiendo que llevéis el móvil siempre que vayáis de excursión

por la facultad. Despistado de mi lo olvide en la chaqueta y como hacia calor

esta estaba en la biblioteca. Estaba solo. Muy solo.

Otros se hubieran hundido en la miseria, pero las fuerzas y ganas que tenia de

hacer el examen me animaron a afrontar la situación. Erguido de valor no afronte

mi condena en aquella prisión, golpee la puerta con puños y patadas... pero no

conseguida nada mire al cielo por la ventana y allí vi mi salvación.

Puede subirme al bidé, de allí al rollo expendedor de papel higiénico de un

hábil salto trepe el muro baje por el aseo de la izquierda y burle a la muerte.

Ya no cierro los aseos con pestillo y por las noches siento miedo, espero

que todos aprendamos algo de esta historia, ya que cualquier de estos

puedes ser tu el que se quede encerrado