Después de comer sentado en mi silla y leyendo el periódico local
Sabe dios que si supiera lo que iba a
semejante
Era el tercero del día, anoche estudie hasta las tantas, no obstante
todavía quedamos clavos sueltos por rematar. Nadie dijo que la vida de un
estudiante fuera fácil, lo que si se dijo es que era una lucha constante
contra la voluntad de uno mismo y contra cualquier otra cosa.
Después de aposentar la comida brevemente y con una conversación trivial
sobre quien era mas friki (típica conversación de informáticos), me dispongo
a darle las ultimas pinceladas de estudio a mi cerebro, ya que este
tendrá pocas oportunidades mas claras que estas de hacer algo útil;
Quien sabe puede que incluso me ayude a aprobar una asignatura.
Mire el reloj, -ya falta poco para el examen, pensé. Debo ir al aseo
pronto porque se me echa el tiempo encima. Como es habitual busque un
sitio que aliviara mis necesidades en una relación calidad / tiempo
optima para las circunstancias. Uno de los lugares preferidos sin duda
, para todos los compañeros de la facultad, es sin duda un solitario
aseo que se encuentra ubicado en la segunda planta de la facultad al final
del pasillo de los laboratorios. --Como estamos en época de exámenes y hoy
hay poca gente en la biblioteca es posible que ese sea el lugar ideal
para concentrarme, grave error.
Lo intente con el de minusválidos, por ser amplio y espacioso, pero estaba
ocupado. Seleccione mi siguiente objetivo, la fortuna influyo de forma decisiva
en esta elección pues 1 de 3 escogí el de en medio y aquí empezó mi pesadilla.
Pues inmediatamente al cerrar la puerta note un extraño ruido en el manillar
, presa del pánico intente reabrir la puerta pero aquel pestillo no volvería
a su sitio sino que encontró como destino el suelo del aseo. Con el pestillo
exterior en el suelo y el interior el mi mano de intentar recolocarlo. Hoy un
ruido de una puerta, pensé mi ultima esperanza quizás alguien pueda oírme
dije en alto --!!! ey hay alguien por ahí! pero el absorto compañero y anónimo
por la fecha quizás también tuviera un examen cerca y o no debió oírme (quizás
por que llevara algún reproductor mp3) o quizás fue el artífice de la fechoría
cometida.
No en vano recordé que ha cierto compañero de le paso la misma historia, a lo
que siempre os recomiendo que llevéis el móvil siempre que vayáis de excursión
por la facultad. Despistado de mi lo olvide en la chaqueta y como hacia calor
esta estaba en la biblioteca. Estaba solo. Muy solo.
Otros se hubieran hundido en la miseria, pero las fuerzas y ganas que tenia de
hacer el examen me animaron a afrontar la situación. Erguido de valor no afronte
mi condena en aquella prisión, golpee la puerta con puños y patadas... pero no
conseguida nada mire al cielo por la ventana y allí vi mi salvación.
Puede subirme al bidé, de allí al rollo expendedor de papel higiénico de un
hábil salto trepe el muro baje por el aseo de la izquierda y burle a la muerte.
Ya no cierro los aseos con pestillo y por las noches siento miedo, espero
que todos aprendamos algo de esta historia, ya que cualquier de estos
puedes ser tu el que se quede encerrado